martes, 12 de mayo de 2020

Los coches eléctricos son tan seguros, o más, que los tradicionales


Los coches eléctricos ya están aquí, ya podemos comprarnos uno, y ya podemos conducirlo por las calles y carreteras. Eso sí, es cierto que todavía no hay tantos modelos como a algunos nos gustaría, y por ahora se cuentan con los dedos de las manos. Utilitarios y compactos son los primeros en llegar, de marcas como Mitsubishi, Nissan o Renault (y también Opel y Chevrolet, BMW o Volkswagen).
Sin embargo esto irá cambiando poco a poco. Pero poco a poco de verdad, ahora mismo nadie debería de esperar un cambio del parque de turismos de un día para otro. De hecho las ventas de coches eléctricos en España son muy bajas, y aunque crezcan, seguirán siendo cifras muy discretas durantes varios años, más aún cuando no hemos salido todavía de la crisis económica y cuesta mucho vender coches, de cualquier tipo.

Hay varios motivos por los que los coches eléctricos se venden muy poco. No es objeto de este artículo entrar en detalles al respecto, pero sí podremos al menos citarlos: primero, lo ya expuesto, hay pocos modelos donde elegir, y después está el hecho de que tienen una autonomía limitada, por lo que no sirven para todo (aunque son ideales para la ciudad y provincia), no hay toda la infraestructura de recarga que sería conveniente, tienen un precio de compra algo más elevado que un coche similar convencional (aunque se compensa con el inferior coste por kilómetro), y sobre todo son todavía bastante desconocidos entre la población.
Dentro de este último epígrafe, el de ser todavía desconocidos para muchas personas, es donde tiene cabida este artículo. Como casi cualquier «nueva» tecnología, los consumidores suelen ser reticentes a pasarse a ella, por no querer cambiar sus hábitos y costumbres, o por desconocimiento y miedo a que sea peor, que dé averías, o no sea tan segura.

¿Es un coche eléctrico seguro?



La respuesta, sin duda alguna, es : un coche eléctrico es tan o seguro, o incluso más, que un coche tradicional con motor de combustión, o sea, de gasolina o diésel. Veámoslo por partes.

Seguridad en la conducción y comportamiento

Un coche eléctrico, salvo por su motor y la energía que lo mueve, no deja de ser un coche más. Un coche como cualquier otro coche, con su bastidor y carrocería, sus cuatro ruedas, su volante de dirección, y un par de pedales. Un coche eléctrico no es un coche de juguete como algunos piensan, por algunos ejemplos de hace varias décadas: es un coche de verdad en toda regla.
Se conduce tan fácilmente, o incluso más fácil aún, que un coche convencional, porque para que nos entendamos es como conducir un coche automático, no hay embrague y tampoco cambio de marchas. El conductor solo tiene que preocuparse de llevar el coche por donde quiere, acelerar y frenar, con un motor siempre dispuesto que reacciona instantáneamente al acelerador, sin demoras.
Las baterías de un coche eléctrico son un elemento pesado y se colocan normalmente lo más abajo posible, habitualmente debajo del suelo del habitáculo. Esto implica que el centro de masas del coche (o en este caso también llamado centro de gravedad) está más bajo que en un coche tradicional.
Esto repercute en una mayor estabilidad y se nota al conducir porque el coche se mueve de manera más equilibrada, y en las curvas y giros es más difícil ponerlo en apuros (desestabilizarlo).
Por lo demás un coche eléctrico también monta los mismos sistemas electrónicos de seguridad que cualquier otro: frenos antibloqueo ABS de última generación con distribución de la fuerza de frenado, control de estabilidad y de tracción ESP, etc.

Seguridad ante electrocución

Una de las dudas que cualquier persona puede plantearse es: «Bien, es eléctrico, por tanto hay electricidad en alguna parte, ¿qué pasa con el agua? ¿qué sucede cuando llueve o cuando pase por un gran charco? ¿hay riesgo de electrocutarse con el coche?»
Y la respuesta es que uno puede conducir un coche eléctrico con total tranquilidad. El riesgo de electrocución es mínimo, y todos los fabricantes prestan muchísima atención a cómo se fabrica el coche, cómo se protegen las baterías, y qué sistemas de desconexión de la corriente monta el coche, para evitarlo.
De hecho, por ley, y para poder venderlo, están obligados a hacerlo si quieren pasar la homologación y que su coche se apruebe y puede ser vendido.
Los fabricantes ponen a prueba en túneles de lluvia la estanqueidad del coche y de todos los componentes eléctricos, para comprobar que no hay problema alguno con el agua. En los túneles de lluvia se lava el coche con chorro de agua a alta presión, y también se rocía con lluvia a 800 mm/h, como si cayera un tremendo chaparrón.
También se circula con el coche a 10 km/h por una zona encharcada con 40 cm de altura de agua, quedando sumergidos los bajos del coche y la batería, y se repite hasta la saciedad para comprobar que el coche sigue funcionando sin problemas, ni averías.
Los cables y conectores para recargar el coche, incluido el enchufe del propio coche, se verifican también con lluvia. El coche puede estar enchufado recargándose, puede llover a cántaros, y no pasa nada.

Seguridad ante incendio

En los medios de comunicación se suelen difundir los casos en los que hay algún coche eléctrico involucrado en un fuego. Por ejemplo han sido bastante notorios los tres incendios que ha sufrido el Tesla Model S. Lo cierto es, para ser justos, que esos incendios se produjeron después de un accidente bastante grave.
Los hechos son que todos los días se incendian coches convencionales en alguna parte. No debemos olvidar que la gasolina y el gasóleo son combustibles que se queman en presencia de oxígeno. Circulan millones de coches por el mundo de gasolina, y basta una chispa para que se incendie con gran vilurencia.
He tenido ocasión de hablar con varios ingenieros involucrados en la fabricación de coches eléctricos, de diferentes marcas, y siempre insisten en lo mismo, el riesgo de incendio de un coche eléctrico es menor que en un coche convencional, y desde luego mucho menor que en un coche de gasolina.
Se ha llegado a hablar de que las baterías de un coche eléctrico se incendian con facilidad o incluso pueden explotar. La realidad es que los componentes de una batería no son inflamables ni explosivos. La posibilidad de que se incendien las baterías es menor que el que se incendie un depósito de gasolina.
¿Conduce usted con miedo su coche de gasolina pensando en que se puede incendiar? No, pues tanto más tranquilo puede conducir su coche eléctrico.
Lo que sí puede pasar, en el peor de los casos, en situaciones excepcionales, es que las baterías de un coche eléctrico, por fallo, sufran un sobrecalentamiento excesivo, se fundan o incluso pueda generarse llama provocada por otros materiales plásticos, pero en ese caso el fuego se genera y crece despacio, normalmente con poca virulencia. Los fabricantes también ponen a prueba este supuesto en los coches eléctricos que fabrican, e insisten, el riesgo de incendio es menor que en un coche convencional.

Seguridad en caso de choque

El último aspecto de la seguridad de un coche eléctrico es aquel que nunca deberíamos comprobar. En caso de accidente, si me choco con el coche, ¿es tan seguro como otro cualquiera? La respuesta es sí, lo es.
Vuelvo a decir lo que dije casi al principio, un coche eléctrico no deja de ser un coche en toda regla. Y los fabricantes cuidan ya en todos los coches que venden la seguridad en caso de impacto de los mismos. Se diseñan zonas de absorción de impactos y un habitáculo lo más indeformable posible.
El diseño estructural, los materiales con los que se construye el coche, asientos, zonas absorbentes, márgenes, medidas, es análogo al de cualquier otro coche. Y como en cualquier otro coche también se utilizan cinturones de seguridad con pretensores y limitadores de sobre-esfuerzo, múltiples airbags, reposacabezas, asientos que eviten el efecto submarino, columnas de dirección no intrusivas, etcétera.
Nos podemos remitir a los hechos. Las pruebas de choque de Euro NCAP, o de la NHTSA (en Estados Unidos), muestran precisamente esto, que su seguridad, su resistencia en caso de choque, y la protección de los ocupantes, es similar, tan buena, o a veces mejor que en un coche equivalente.
Ahí tenemos los ejemplos del Nissan LEAF, el Opel Ampera, o el Renault ZOE, todos con cinco estrellas. Otros modelos como el Renault Fluence Z.E. o el BMW i3 tienen unas razonables cuatro estrellas, y se quedan por muy poco sin las cinco. Otro en cambio, como el Tesla Model S, es declarado por la NHTSA norteamericana como el coche más seguro que ha testeado nunca.
La batería del coche está protegida también contra impactos, dentro de un empaquetado resistente, y entre los largueros del bastidor del coche. Como medida de precaución se desactiva automáticamente en caso de accidente severo.
Bien, después de repasar todos los aspectos, espero que no quede duda de que en efecto, los coches eléctricos son tan seguros, o más, que los tradicionales.

NOTA | Artículo originalmente publicado el 30 de noviembre de 2013 en Circula Seguro, por Ibáñez


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