Los diseñadores llevan décadas deseándolo y los fabricantes de coches ya lo están proponiendo: más tarde o más temprano es bastante probable que los espejos retrovisores de los coches acaben por desaparecer. No debemos obviar que los espejos retrovisores tal como los conocemos, y llevan ya un poco más de un siglo con nosotros, no han estado exentos de inconvenientes durante toda su historia.
Para empezar el campo visual que son capaces de mostrar al conductor es limitado y por eso existe el denominado ángulo muerto o punto ciego del retrovisor, esa zona que se escapa del espejo y que no vemos. El ingenio ha ido buscando todo este tiempo formas de solucionarlo, como los espejos curvados gran angular, o los sistemas electrónicos de detección de vehículos en el ángulo muerto y alerta.
Sin ángulo muerto
Los espejos retrovisores tienen más inconvenientes. Para empezar, como con cualquier espejo, la imagen que muestran es una imagen reflejada de la realidad, en el caso de un espejo vertical con la izquierda y la derecha invertidas. No podemos negar que a algunas personas les cuesta maniobrar el coche guiándose por los espejos, pues se lían un poco con esto.
Además a través de los espejos las distancias que aparenta haber con los objetos y vehículos alrededor del nuestro no siempre se perciben bien, más aún cuando el espejo tiene cierta curvatura para intentar luchar contra el ángulo muerto que comentábamos antes.
A estos, se añaden otros de índole más técnica, como que son un elemento que empeora la aerodinámica del coche y eso causa ruido a alta velocidad y aumenta ligeramente el consumo (poco, unas décimas, pero algo). En la situación actual en la que se persigue tener coches que consuman y contaminen cada vez menos, todo aporte a mejorar la eficiencia es bien recibido.
Cámaras cada vez más pequeñas y versátiles
El estado de la tecnología actual nos permite encontrar cámaras de vídeo realmente pequeñas, de gran calidad visual y a precios cada vez más bajos. Las pantallas LCD y similares a color también tienen precios muy bajos. De hecho ya se están utilizando para sistemas auxiliares como por ejemplo la cámara de marcha atrás, la cámara frontal o la cámara 360.
Es por eso que ya no hay una barrera económica difícilmente franqueable para incorporar estos dispositivos en los automóviles que sustituyan a los espejos retrovisores. En Europa además no hay mayor problema para homologar y vender un coche así, pues mientras sea un sistema análogo que haga las funciones del espejo retrovisor, y se demuestre que funcione bien, es legal.
Algunos fabricantes de coches ya han presentado algún modelo sin espejos retrovisores, sino con pantallas que muestran la imagen que captan cámaras de vídeo estratégicamente colocadas, y todo apunta a que se van a ir apuntando más fabricantes.
Incluso se ve mejor de noche
Hay que tener en cuenta que una cámara de vídeo actual permite ver un campo visual muy amplio, mayor que a través de un espejo y sin ángulo muerto. De hecho, nada estorba a la cámara. Pensemos en el espejo retrovisor interior, en el que solo podemos ver a través de la luna trasera y nos interfieren los reposacabezas. En cambio la cámara de vídeo colocada en el exterior ya no tendrá estos problemas.
Además la cámara de vídeo muestra una imagen tal cual la veríamos nosotros directamente, y no una imagen reflejada como el espejo (sin problemas de derecha e izquierda).
Es más, hay cámaras de alta sensibilidad que incluso con capaces de mostrar imágenes en ambientes de poca luz o nocturnos más luminosas y claras que lo que nuestros ojos podrían ver directamente.
Ahora bien, las cámaras de vídeo actuales tienen también algún inconveniente, algunos son menores y se han ido solucionando: por ejemplo si el objetivo de la cámara se ensucia se puede lavar con un pequeño eyector de agua a presión, muy similar al de un lavafaros.
El principal inconveniente es que no muestran una imagen tridimensional, y que por tanto puede ser complicado percibir correctamente las distancias que hay en la realidad.
Para esto existe una solución: el vídeo estereoscópico o 3D. En principio para ello habría que disponer de dos cámaras en cada posición (dos en la izquierda del coche, dos en la parte trasera y dos en la parte derecha), separadas ligeramente una de otra, para poder formar la imagen estereoscópica (o sea, tridimensional).
Imagen tridimensional
Pero hay una solución más eficaz: las cámaras de vídeo plenópticas. Con estas cámaras solo se necesita una cámara para tener una imagen de vídeo tridimensional. Las pantallas del interior del coche, una por ejemplo en la puerta izquierda, otra centrada en lo alto del parabrisas y otra en la puerta derecha, son capaces de mostrar esa imagen 3D sin necesidad de gafas (no es como el cine 3D actual, por si estabas pensando en ello).
La clave de estas cámaras es que cuentan con una matriz de microlentes que son capaces de captar simultáneamente un grupo de imágenes desde diferentes ángulos y posiciones. Esto viene a ser algo así como la visión a través de los ojos de las moscas.
Con estas múltiples imágenes más tarde la electrónica compondrá una imagen tridimensional que se muestra en la pantalla en la que se pueden percibir muy bien la profundidad de campo y las distancias.
Puede ser cuestión de tiempo y de que la tecnología se abarate más, pero parece que esto tiene muchas posibilidades de terminar llegando.
En Circula Seguro | Cómo funcionan los espejos retrovisores de oscurecimiento automático
NOTA | Artículo originalmente publicado el 23 de junio de 2015 en Circula Seguro, por Ibáñez
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