Es probable que hayais leído estas tres letras alguna vez, quizás en vuestra cámara de fotos, en el móvil o incluso en ese programa de edición fotográfica que tiene 1000 posibilidades. Últimamente cada vez más dispositivos incluyen una función de HDR automático (como por ejemplo el iphone4, aunque no es el único).
HDR significa alto rango dinámico (High Dymanic Range). Se aplica a imágenes fotográficas, de vídeo y gráficos por ordenador. HDR engloba las técnicas que permiten obtener imágenes con un rango dinámico más amplio de luminancias (esto es la intensidad luminosa, básicamente el brillo) entre las zonas más claras y las más oscuras de una imagen. Rango dinámico es, muy resumidamente, el margen que hay entre el nivel de pico y el nivel de ruido de fondo. Pero, ¿para qué sirve todo esto?. Muy fácil, es probable que más de una vez, al querer tomar una fotografía de un objeto, sujeto o lugar, con una luz no muy favorable (un fuerte claroscuro, mucho sol de cara, un interior oscuro, de noche, etc) acabarais con una foto subexpuesta (muy oscura, en la que algunas partes no se ven por quedarse en la oscuridad) o con una foto sobreexpuesta (demasiado luminosa, y en la que de nuevo algunas partes tampoco se ven bien, pero en este caso por tener un exceso de brillo cegador). HDR intenta solucionar esto: las zonas oscuras quedarán más claras, y las zonas más claras quedarán menos brillantes, pudiendo verse adecuadamente todas las partes de la composición (sobre estas líneas podeis ver la fotografía HDR del interior de la Catedral Nacional de Washington).
Una cámara fotográfica digital que realice HDR automáticamente lo que hará es tomar varias fotos, en el mismo disparo, con diferentes niveles de exposición (es decir, con menos tiempo, para capturar una toma con menos luz y por tanto subexpuesta, y con más tiempo, para capturar una toma con más luz y por tanto sobreexpuesta), esto es lo que se conoce como bracketing u horquillado, y luego las combinará digitalmente para obtener la imagen HDR resultado (para ello se recurre a un programa de algoritmos). Por supuesto también se pueden conseguir imágenes HDR manualmente, tomando varias fotografías con diferentes ajustes de exposición en la cámara y empleando más tarde programas de ordenador de edición fotográfica para combinarlas (por ejemplo HDR Efex Pro). También hay programas que retocan los niveles de contraste, brillo y saturación de una fotografía y emulan el efecto HDR real (por ejemplo Create HDR).
Los orígenes del HDR se deben, por una parte, al renderizado de gráficos por ordenador y por otra parte a la mezcla de múltiples fotografías. De hecho en 1850, Gustav Le Gray, para tomar fotografías de vistas marinas, recurrió a realizar dos tomas con diferente exposición, un negativo para fotografiar el mar, y otro para el cielo, que luego combinaba para obtener la imagen final.
Sin embargo una de las técnicas de HDR, el mapeado de tonos, tiene un efecto no sólo sobre la luminancia de la imagen, sino también sobre la saturación de los colores, por lo que se obtienen fotografías especiales, ya no sólo por una cuestión práctica de correcta exposición, sino que se realizan con una determinada intención artística según la creatividad del fotógrafo. A veces se obtienen imágenes un poco irreales, con gran contraste e intensos colores, pero muy interesantes y bellas.
Por cierto, también se pueden realizar vídeos en HDR. Aquí teneis un vídeo time lapse, "Constant Motion", realizado por el fotógrafo californiano Aaron Patterson, con unas 10.000 fotografías y unas 600 horas de edición (lo podeis ver en alta definición y pantalla completa si quereis) [la música en el vídeo es el primer movimiento "allegretto" de la suite Palladio (1996) del compositor británico Karl Jenkins].
Y aquí teneis un vídeo filmado con dos cámaras digitales Canon 5D mark II sincronizadas (cada una con un ajuste de exposición diferente), que muestra muy claramente la diferencia entre el vídeo normal y el HDR, realizado por el estudio de Los Ángeles, Soviet Montage Productions, formado por Alaric Cole y Michael Safai [música de Tchaikovsky, opus 40 número 9].
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